viernes, 27 de junio de 2014

ANÁLISIS DE ROSTROS DE ASESINOS SERIALES

La neurociencia cuenta con tecnología avanzada para ver las disfunciones cerebrales que tiene todo psicópata y así se descubre una persona peligrosa para la sociedad de forma inmediata.
Pero que pasa cuando no tenemos esos aparatos y vamos por la calle, conocemos a una persona nueva y nos preguntamos: será peligrosa?Será un psicópata, me puedo fiar de él, dejar a los niños con él, las llaves de mi casa? Hay una manera fácil y gratis de descubrir si una persona es o no un psicópata.
Te hablo de la integración de mitades faciales, o lo que es lo mismo de analizar una foto del rostro o cara de esa persona.
Se coge una foto frontal se parte en dos, duplicamos esas dos mitades y obtenemos 3 caras distintas a partir de una misma fotografía. (En el ejemplo lo veras claramente)
Si en esas 3 fotos vemos que el gesto de la persona es muy similar (la expresión), según el estudio científico de Joel Moguel estaríamos hablando de un psicópata en el 99% de los casos.
Esta prueba se ha hecho con psicópatas reconocidos como asesinos múltiples y coincide.

El análisis de rostros en la psicopatía
El método de tratamiento de rostros, visto como un parámetro de evaluación de las asimetrías y simetrías cerebrales emocionales, plantea la posibilidad de abordar problemas relacionados con el funcionamiento emocional en los psicópatas. La idea central que intento sostener en este trabajo, proviene de considerar a la expresión facial como una reacción emocional que requiere de regulación. La expresión facial como elemento observacional, puede considerarse como el reflejo de la emoción que configura un rostro, el rostro debe ser consistente en un determinado espacio de tiempo, para hallar en el su propia esencia, el rostro reproducirá el impacto emocional recibido por toda una historia de interacciones del sujeto con los otros. Este proceso es complejo, por lo que no es suficiente presentar el rostro que presupone una psicopatía, sino que se requiere el análisis de los módulos cerebrales que intervienen en la configuración del rostro.

Desde que el infante inicia el establecimiento de sus propias reglas de interacción social, el cerebro desarrolla mecanismos de reacción emocional que permiten al individuo adaptarse a su medio ambiente. La expresión facial es determinante en la construcción de reglas de comunicación que se van moldeando, de acuerdo con las experiencias de relación con los otros. La expresión facial es dinámica en el sentido de que provoca emociones en los otros, situación que es primordial para la satisfacción de necesidades afectivas. En síntesis, el rostro registra en forma de código interno no verbal, su propia historia afectiva; esta se presenta en las psicopatías como un desorden funcional emocional que podemos observar en las configuraciones faciales que controlan los dos hemisferios cerebrales.

Fenomenología de la Configuración del Rostro en la Psicopatía
El primer eslabón de la configuración del rostro podemos identificarlo en el momento que el infante deposita su mirada en el rostro de la madre, aproximadamente a los dos meses de edad, el sistema amigdalino( centro de la agresión), estará plenamente maduro para actuar sobre su medio ambiente, el infante cuenta con la programación filogenética que le permite responder a las expresiones faciales de la madre, sin embargo la adquisición de esta experiencia no quedará bien consolidada hasta que el infante complete su desarrollo hasta los tres y cuatro años de vida, tiempo en que las investigaciones sobre mielinización reportan en el hipocampo su máximo potencial de madurez( Izard, C.,1993) . Por otro lado, se tiene conocimiento de que la corteza prefrontal recibe directamente información proveniente de la amígdala y el hipocampo, por lo que es muy probable que el infante emplee su corteza prefrontal para integrar el programa filogenético de la especie, con experiencias emocionales obtenida de sus relaciones sociales. Lo que significa que una interacción deficiente con la madre o un abrupto rechazo modificará el curso del desarrollo normal de la corteza prefrontal, y por supuesto la reacción facial expresiva en el rostro, es a través del rostro como el ser humano regulará el comportamientos de los otros, asimilando e imitando los rasgos que le permitirán identificar las sensaciones de agrado y desagrado de las personas.
Es evidente que la manipulación facial interviene en la moderación de la experiencia emocional, recurriendo a expresiones faciales involuntarias como la sonrisa o voluntarias para lograr comunicación o empatía con otros seres humanos. Por lo que en la psicopatía la interacción deficiente con la madre o sustituto repercutirá en el desarrollo cognitivo propiciado por la corteza prefrontal. Cuanto mayor sea el desarrollo cognitivo en el niño, mayor será el control de la musculatura facial.
Otro momento crítico del desarrollo en la infancia, que puede darnos información de cómo se va estructurando el sistema emocional en el psicópata y su inexpresión facial hacia el dolor y el sufrimiento, es la conducta de exploración alterada por la deficiente interacción con la madre en los primeros seis meses de edad, etapa importante en el reconocimiento de sus propias emociones, si el niño no recibe reforzamiento de sus propias señales emocionales, el infante en el futuro no será capaz de identificar emociones empáticas, de tristeza, alegría y miedo. Lo que originará una organización cerebral con predisposición a la búsqueda compulsiva por la excitación de estas emociones, esta tendencia podemos observarla en el psicópata cuando en sus crímenes obtiene excitación, a partir del rostro de terror de sus victimas.





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